
SANTIAGO, RD.- Con la música contagiosa del artista Sergio Vargas y bajo una sinfonía de lluvia que parecía bendecir el momento, la Dominican Cigar Expo 2025 cerró de forma apoteósica, inundando de alegría y orgullo a la ciudad corazón.
Una desbordante multitud abarrotó la enorme y majestuosa carpa que albergaba el alma del tabaco y el aroma intenso del cigarro, fumado con elegancia por hombres y mujeres, se elevaba como incienso moderno.
Durante tres días, el Parque Central de Santiago fue testigo de una experiencia histórica, culminando en una clausura que estremeció los sentidos y reafirmó la identidad cultural de una nación.
Fueron tardes y noches perfumadas de historia y humo, bajo la solemnidad elegante de los fumadores.
Santiago se convirtió el viernes en el epicentro mundial del tabaco, con un cierre que fue sinfonía de fuegos, discursos, aplausos y melodías patrias.
La tercera edición de esta significativa feria selló con fuerza simbólica el pacto sagrado entre esta tierra bendita y su industria más emblemática: el cigarro dominicano.
Ante las miradas expectantes de cientos de asistentes, entre columnas de humo que danzaban como espíritus ancestrales, tomaron la palabra los guardianes de esta tradición: Osvaldo Radhamés Rodríguez, presidente de ADOCITAB y alma de Tabacalera El Artista, y Francisco Matos, director técnico de la feria.
Visiblemente emocionado por el éxito, Rodríguez agradeció el respaldo de los empresarios del sector, de las autoridades y del pueblo fumador.
Prometió, con entusiasmo renovado, que la feria volverá al mismo escenario el próximo año.
“Esta es una exposición de clase mundial”, proclamó con voz firme como tronco de roble. “Es un homenaje a las manos humildes y sabias que transforman la hoja de tabaco en arte.”
Su discurso fue más que palabras: fue una declaración de identidad, un grito de orgullo nacional que trasciende ciudades, porque el cigarro dominicano se fuma con el alma y se extiende, con elegancia, por los rincones del mundo.
Por su parte, Matos, con verbo encendido, desglosó el andamiaje técnico de la feria y entrelazó un relato histórico que arrancó aplausos eufóricos al recordar que la República Dominicana fue la primera tierra del Nuevo Mundo donde germinó la aromática hoja del tabaco, llevada luego por los colonizadores a Europa como un secreto ancestral.
La música de Kerubanda, Aramis Camilo y Sergio Vargas puso ritmo al humo ondulante y al vaivén festivo de los visitantes, que llegaron en oleadas desde todos los rincones del país y del extranjero para ser parte de este espectáculo cultural sin igual.
Delegaciones de productores internacionales, empresarios del tabaco, dueños de tiendas especializadas, cosecheros, fabricantes de accesorios y aficionados, desde el experto consagrado hasta el novato curioso, convirtieron a Santiago en la meca del cigarro, bajo nubes de humo blanco y el espíritu de camaradería que sólo el tabaco sabe encender.
Con más de 80 empresas expositoras, la Dominican Cigar Expo 2025 fue mucho más que una feria: fue una sinfonía de aromas, una vitrina de innovación, un altar donde se exalta la herencia cultural del tabaco, declarado por ley Patrimonio Cultural de la Nación.
Santiago, vestida de gala, y Tamboril, con su alma de fábricas vivas, se entrelazaron como dos pulmones que respiran tradición y exhalan desarrollo. Mientras Tamboril sigue siendo la cuna productora, Santiago se proyecta como el gran escenario donde esa tradición cobra forma, brillo y destino internacional.
Así, entre discursos, música y brindis, con el humo como testigo y la memoria como llama viva, la Dominican Cigar Expo 2025 se convirtió en un canto de orgullo nacional: un rito moderno donde cada cigarro encendido es una antorcha que ilumina el camino de una industria que no se apaga.