Al conmemorarse este 8 de marzo el Día Internacional de la mujer El subdirector regional norte de la Unidad Técnica Ejecutora de Titulación de Terrenos del Estado (UTECT), Santiago Rafael Caba destaca la preponderancia que ha alcanzado la mujer en la sociedad como ente social donde ha mostrado su grandeza a través de la historia en el mundo concepto que conjuga para describírla y ponderarla en su día.

El mundo cambió, el ritmo de vida cambió, los conceptos de la filosofía cristiana cambaron, el ser cambió, y obviamente, también ha cambiado la forma de ver la naturaleza de la conducta, es decir, también han cambiado los criterios morales con que se veían las cosas.

Antiguamente, según el análisis planteado por Rousseau, en su obra “la Sofía que destinó a Emilio”, el deber de la mujer, según su naturaleza, era dar placer a los hombres, serles útiles, hacerse amar y honrar por ellos, criarlos de jóvenes, cuidarlos de mayores, aconsejarlos, consolarlos, hacerles agradable y dulce la vida”.

Por eso, al darle una ojeadita a la historia de la Mujer, nos encontramos con distintos episodios o estadios en los que ha ocupado espacios importantes en la vida del hombre, puesto que su destino estaba encaminado a acompañar a éste en todo momento, ya sea político, académico, social o filosófico, pero jamás se le valoraba en función de sus innegables talentos y relevancias.

Ahora es distinto, pues, según la historia de la mujer y la historia del género en la Roma Antigua, escrita por María Antonia Cándida Bengochea Jove, “las mujeres advirtieron, que, cuando en la historia se hablaba de «nosotros», no se referían nunca a ellas, y que cuando tomaban la palabra no era sino para expresar la opinión y los sentimientos de los hombres.

Los escritos históricos evidencian, según esa autora, que cuando se dedicaba algún escrito sobre la vida cotidiana de las mujeres, era para hablar sobre biografías de mujeres piadosas, escandalosas o sobre historia anecdóticas. Sin embargo, a partir del redescubrimiento de la familia, como cédula fundamental y evolutiva de la sociedad, al tenor de la Antropología histórica, y conforme el desarrollo de las tendencias a nuevas mentalidades, la reflexión política en torno a las minorías de todo tipo, condición de sexo, clase, raza o cultura, y en virtud del impulso dado por el movimiento feminista, se produjese el esperado cambio de paradigmas frente las discriminaciones ancestralmente establecidas.

Sin importar los parámetros actuales, y en atención a lo que apunta Gonzalo Bravo, tal vez la marginación de la mujer, a partir de la historiografía romana, se debió a que la historia se basaba en hechos militares y políticos, lugares éstos donde no se esperaba un papel relevante de las mujeres, puesto que su naturaleza y el lugar que le estaba reservado la colocaban en una desventaja natural en su contexto. Luego se ha demostrado que, se trató siempre de un sojuzgamiento o prejuicio impropio, vencido por la fuerza de los hechos y la trascendencia de los actos de mujeres visionarias, talentosas, aguerridas y desafiantes.

Gracias a Dios, los prejuicios cedieron cuando las oportunidades demostraron que, la mujer juega un papel de vanguardia, sumamente útil a la sociedad, trascedente para la familia y vital para el desarrollo de los pueblos.

Ahora, no se trata de cederles derechos, sino de juzgar los mismos con equidad y dignidad, pues la historia no pertenece a ningún género, sino a la humanidad. Claro está, aun queda mucho por hacer, falta mucho por construir y falta mucho por devolverles a las mujeres.

Hay muchas cosas por escribir de este tema, pero hoy solo quiero destacar los cambios históricos que se han dado, partiendo del propio esfuerzo de las mujeres del mundo.

Finalizo este humilde reconocimiento, con las palabras de Natalie Davis, 1975: «Me parece que deberíamos interesarnos tanto en la historia de las mujeres como de los hombres, que no deberíamos trabajar solamente sobre el sexo oprimido, del mismo modo que el historiador de las clases sociales no puede centrarse por entero en los campesinos…”.

Felicidades en el día de la mujer a todas las madres, esposas, académicas, emprendedoras, amas de casas, monjas, pastoras, políticas, funcionarias, empleadas públicas y privadas, locutoras, periodistas, modelos, activistas sociales, magistradas, en fin, al ser que hizo el mundo para todos, y a los hombres que, en esencia, son los que sirven de soporte para la existencia humana. Sin ambos seres, no habría vida.

Por Marieli Gonzalez

Egresada de UTESA de la Carrera de Medicina, con más de 10 años en el sector salud ha trabajdo en la comunicacion en varios proyectos

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