Es habitual que la mano de obra del sector tabacalero esté compuesta principalmente por mujeres y niños. En consecuencia, también son ellos quienes se ven más afectados por los riesgos sanitarios derivados de la manipulación de las hojas de tabaco en verde y de sustancias químicas pesadas, así como de la exposición al humo de tabaco que desprende el proceso de curado. Los niños son especialmente vulnerables a estos riesgos, habida cuenta de la relación de proporción existente entre su peso corporal y la cantidad de nicotina que absorben a través de la piel.
Las mujeres embarazadas también se ven afectadas de manera desproporcionada por los efectos nocivos del cultivo de tabaco y corren un mayor riesgo de aborto. Las personas que se dedican a liar bidis (cigarrillos liados a mano), especialmente las mujeres y los niños, inhalan el polvo del tabaco al que se exponen cuando lo almacenan en casa o mientras lían, lo que les provoca enfermedades respiratorias y otros problemas de salud.